—¿Sabes que si te rascas una teta es porqué alguien se está
haciendo una paja pensando en ti?
Miro a Nini ojiplática y dejo de rascarme mirando como una
loca a nuestro alrededor, rezando a todos los dioses habidos y por haber para
que nadie en el bar la haya escuchado.
Es la persona más sincera y directa que conozco y como se
suele decir sin pelos en la lengua, dice las cosas como las piensa, sin usar ningún
filtro… pero es mi mejor amiga desde siempre y a pesar de todos los problemas
en los que nos hemos metido por no medir sus palabras, la quiero.
— ¿Se puede saber de dónde lo has sacado?
—Lo dijeron ayer en la tele —se encoje de hombros—. En ese
programa nuevo, Las tardes con Chelo. Y si lo dicen en la tele tiene que ser
cierto ¿No? —lo dice como si fuese la
cosa más obvia del mundo y yo fuese idiota por preguntarlo.
El camarero deja nuestras bebidas en la mesa, salvada por la
campana, casi se me escapa un suspiro y todo. Coloca delante de Nini un té rojo
con tres sobres de azúcar y delante de mí una coca cola zero, levanto la mirada
para agradecérselo pero este está muy ocupado devorando a mi amiga con la
mirada, antes de alejarse sin que ella le dedique ni una pizca de atención,
quien fuese ella.
No es que yo sea un orco, ni mucho menos, con mi metro
setenta, mi cuerpo atlético y mis ojos marrones, nunca he tenido problemas a la
hora de buscar algún chico con el que pasar la noche… o algo más, pero es que
ella es lo que hombres llaman un bombonazo, un poco más alta que yo,
delgadísima y una mirada verde felina que enamora a cualquiera… y si a eso le
añades la labia que tiene la jodía, arrasa allá a donde va.
Da un sorbo a su té y arruga la nariz, si es que hasta para
eso tiene gracia.
—Aún está amargo… —le hace un gesto al camarero y le pide
otro sobre de azúcar. Yo doy un sorbo a mi coca cola intentando no reírme.
—Pide mejor el azucarero y echa el té en él, terminaremos
antes. —me aparto cuando me tira una bola de servilleta— No sé por qué te empeñas en tomar té cuando no te
gusta el sabor.
Me tira otra bola, pero esta vez no me da tiempo a
esquivarla y me da en la frente.
—Lo tomo porque quiero y porque en el programa de Chelo,
esta dijo que era bueno porqué tenía
antioxidantes.
Pongo los ojos en blanco, ahí está otra vez el programa ese,
a veces parece una niña pequeña.
—¿Y si Chelo dice que lo que se lleva ahora es tirarse por
un puente tú lo haces no?
Me mira enfurruñada cuando veo entrar a Eydan por la puerta
del bar, parece un modelo con sus pantalones tejanos negros entallados, su
camiseta blanca apretada y su pelo despeinado, está para comérselo, y yo ya lo
había hecho y no solo una vez, si no muchas más, aunque somos muy buenos amigos
no tenemos problemas en liarnos cuando lo queremos o necesitamos, llevamos así
cuatro años y la única que sabe esto es Nini. No es que esté enamorada de él,
ni mucho menos, ni él de mí, pero entre nosotros siempre hemos tenido mucho
feeling y un buen dulce no amarga a nadie y si es Eydan mucho menos.
Se acerca hasta nuestra mesa y nos da dos besos a cada una y
se sienta como si estuviese posando, un codo apoyado en el respaldo de la silla
y una pierna cruzada sobre la otra.
—Siento el retraso bombonazos, pero es que he tenido una
noche muy ajetreada.
Nini y yo nos miramos y soltamos una carcajada, ya nos
conocemos sus noches ajetreadas. Noto su mirada fija en mí y lo miro ladeando
la cabeza y le guiño un ojo coqueta.
—¿Quién ha sido la pobre víctima?
—No sé porque la llamas así cuando tú sabes de primera mano
lo aplicado que puedo llegar a ser— estira su mano y con la punta de sus dedos
los míos, y si sabía lo aplicado que era pero eso no se lo iba a reconocer,
para que subirle el ego más de lo que lo tiene—. ¿De qué estabais hablando?
Entierro la cabeza en mí vaso, no pienso repetir la teoría
de Nini.
—En que si te rascas una teta es porqué… AUUU —Nini salta de
la silla en cuanto mi pie toca su espinilla.
Ella me fulmina con la mirada, mientras se frota la pierna
con las dos manos.
—¿Por qué….? —Eydan pasea su mirada de Nini a mí, esperando
que alguna de las dos sigamos con la frase.
Nini se pone de lado apartando sus piernas de la trayectoria
de mis pies y sonríe.
—Es porqué alguien se está haciendo una paja pensando en ti.
Eydan suelta una carcajada y apoyando su cabeza entre sus
manos entrelazadas centra toda su atención en nuestra amiga.
—¿Y cómo habéis terminado hablando de eso?
—Antía estaba rascándose una y me he acordado de la frase.
—Nini — le lanzo una mirada asesina mientras mi pie vuelve a
impactar espinilla. Haciéndole soltar un “Peroseráhijapu” y da un saltito.
Eydan sonríe y me mira a mí, divertido.
—Así que eres el centro del deseo de alguien…. Interesante.
Decidida a cambiar de tema si o si, porqué estoy viendo que
al final voy a terminar escaldada, con estos dos siempre tengo las de perder,
abro la boca para hablar pero Eydan se me adelanta.
—Bueno…. ¿y qué planes tenemos para esta noche pichoncitas?
Eydan le hace un gesto al camarero, que se acerca corriendo
sin quitarle el ojo de encima a Nini, en el fondo me da penita y todo, toma
nota del café solo de Eydan y se va, pero no sin antes echarle una ojeada a mi
amiga que sigue en los cerros de Úbeda, dedicándose a lanzarme miradas asesinas
por las pataditas de antes, sin percatarse de las miraditas del pobre chico.
Noto que alguien me mira y al girar la cabeza veo que es Eydan que me mira
perspicaz al ver que estaba mirando atontada al camarero, le sonrío y digo.
—Me han hablado de la inauguración de una discoteca nueva.
Nini empieza a aplaudir eufórica.
—Uhhh!!!! Juerga como en los viejos tiempos… ¿Cuánto hace
que no salimos?
Eydan mira a Nini.
Yo miro a Nini.
Eydan me mira a mí.
Yo miro a Eydan.
Nini nos mira a los dos sin entender, hasta que Eydan
comienza hablar, llevándose la mano a la
frente y negando con la cabeza.
—Recuerdame otra vez por qué es nuestra amiga.
—Porqué la queremos y necesitamos a un tonto en el grupo.
Los dos empezamos a reírnos a carcajadas, mientras Nini
suelta un bufido y nos da un manotazo en los brazos a cada uno.
—Antia y yo salimos el fin de semana pasado pero tú no
viniste. Me refería a salir los tres, Antia, tú y yo —nos señala según nos
nombra—. Juntos de nuevo, como siempre.
La verdad es que desde que trabajamos es difícil, por no
decir imposible, poder salir los tres a tomar algo, en el último momento
siempre le surge algo a alguien y o terminamos posponiéndolo o salimos sin la
persona en cuestión.
—¿Entonces vamos al sitio ese esta noche?
Pregunta Nini para confirmar, como si no se creyese que al
fin vayamos a salir los tres por ahí.
—Ve preparando tus pies, no vamos a parar de bailar en toda
la noche.
Nini empieza a aplaudir contenta, Eydan y yo nos miramos de
reojo, felices por verla así de contenta. Qué fácil es hacerla feliz.
***
Después de varias llamadas para saber dónde está esa nueva
discoteca, estamos en la cola esperando nuestro turno para poder entrar, y por
la largura de esta tenemos para rato. Cada una está cogida a un brazo de
nuestro chico imaginando como vamos a aguantar toda la noche con los taconazos
que nos hemos puesto para la ocasión, tendría que haber cogido el bolso grande
y haber guardado unas sandalias en él. Resoplo, ya no hay nada que hacer, la
voz de Nini me saca de mis pensamientos.
—¿Deseo? ¿No había otro nombre para ponerle?
Me atuso la minifalda comprobando que no se haya movido y no
esté enseñando más de lo debido, no sería la primera vez. Me pongo de puntillas
intentando calcular cuanta gente hay delante nuestro.
—La verdad es que le pega más a un puticlub que a una
discoteca.
Eydan me da un empujoncito juguetón, que casi consigue
empotrarme contra la pared de la dichosa discoteca. Le lanzo una mirada asesina
mientras me recompongo.
—¿Tú que sabrás sobre puticlubs? Y ¿Desde cuando hablas así?
Pongo los ojos en blanco.
—Hablo como me da la gana y porqué sea profesora de
guardería no significa que no pueda decir palabrotas.
La cola empieza a moverse y nosotros con ella, por fin nos
acercamos a los porteros que nos miran de arriba abajo, haciendo que me ponga
nerviosa, ya que nos miran más de lo necesario a Nini y a mí. Después de unos
segundos que parecen eternos nos apartan la cinta roja, entramos y miramos de
un lado a otro, ni que nunca hubiésemos visto una discoteca en nuestra vida, suena música estridente, está oscura con esas luces que no paran de parpadear y que dejan
ciego a uno, siempre he tenido la teoría de que esas luces están ahí para
despistar y confundir a la gente… ahora entiendo a Dimio con lo de la Noche me
confunde. Las paredes están pintadas de rojo con cenefas de color negro.
Nos cogemos de las manos, haciendo una cadena los tres con
Eydan de primero para entrar dentro y no separarnos. Mi mirada baja hacía las
manos entrelazadas de Eydan y mía, la mía parece enana al lado de la suya,
apretó los dedos y él me devuelve el apretón.
Los acordes de Don’t stop the party de Pitbull suena a toda
volumen, empiezo a mover las caderas mientras camino.
They can’t, they
won’t, they never will, stop the party
They can’t, they
won’t, they never will, stop the party
I said, y’all having
a good time out there
Yeah, yeah, que no
pare la fiesta
Don’t stop the party
Yeah, yeah, que no
pare la fiesta
Don’t stop the party
Nini y yo nos desgañitamos cantando como dos posesas, ya que
lo único que entendemos de la canción es el estribillo, Eydan se gira sonriendo
y llevándose un dedo a la sien lo empieza a rotar, diciendo que estamos locas,
nosotras cantamos aún más fuerte, pone los ojos en blanco y sigue haciéndose
hueco entre la marabunta de gente que se encuentra bailando en la pista, cuando
considera que estamos en un buen lugar, cerca de la barra como le gusta a él.
Con un tirón de mano lo ponemos en medio de nosotras dos y empezamos a
contornearnos contra él, toqueteando con nuestras manos por donde queremos y
ganándonos miradas de todo aquel que está a nuestro alrededor.
En un momento dado de la noche Nini desaparece, suele ser
habitual en ella, en un rato volverá, o bien acompañada de algún chico o bien
con algún cubata. La música cambia a ritmo de la canción Angelito sin alas de
Juan Magan. Eydan sonríe y me atrae hacia él, entrelazando una de nuestras
manos y la otra la posa en el final de mi espalda, apoyo mi cabeza en su
hombro, ya que a pesar de llevar tacones él me sigue sacando una cabeza,
mientras todo el mundo a nuestro alrededor hace lo mismo.
Si juegas conmigo que sea en mi cama
yo seré de tu diablillo hasta por la mañana
tú me tienes ganas, yo te tengo ganas
mi angelito sin alas
échame a volar, échame a volar.
Bailamos pegados, Eydan es un muy buen bailarín y me dejo
guiar por él. Acerca su boca hasta mi oído y empieza a cantarme la canción,
haciendo que la piel se me ponga de gallina.
Niña no me dejes caer, échame a volar
que tus brazos sean mi red, échame a volar.
Estar a tu lado es lo más bonito
que ha sentido nunca mi corazoncito
yo te necesito aquí
yo sé que tú eres pa' mí.
La mano que tiene en mi espalda baja cada vez más,
apretándome más contra él, causando estragos en mi cuerpo, como dice la canción
me hace perder el control, está usando el tono que suele usar cuando quiere
llevarse a alguna chica a su cama.
Ufff que calores me
están entrando de pronto, de repente noto su lengua en mi oreja, el jodío como
me conoce, que hace que me termine de derretir sin importarme que Nini haya
venido con nosotros y cuando giro la cara para darle un beso de los que hacen
que uno arda.
Noto una mano que me
coge del brazo y me aparta del cuerpo de Eydan. Me giro para protestar y veo
que un chico es quién me arrastra hasta la otra punta de la pista.
—¿Qué coño pasa contigo?
Tiro de mi brazo para soltarme, pero el amarre de su mano en
mi brazo lo hace tarea imposible. El chico se gira y clava sus ojos azules en
mí.
—Luego te ibas a arrepentir de haberlo besado.
Mi enfado va en aumento y vuelvo a tirar de mi brazo para
soltarlo, intento mirar alrededor para ver si Eydan viene en mi ayuda, pero con
tanta gente no consigo ver nada.
—¿Qué te hace pensar eso?
Tira de mi hacía él y me abraza por la cintura, mis manos
quedan apoyadas en su pecho, noto el latido de su corazón, mucho más calmado
que él mío, que se acelera aún más cuando baja su cabeza hasta que su boca
queda a la altura de mi oído.
—Porqué desde esta noche sólo yo puedo besar esta boca.
Consigo echarme un poco hacía atrás para poder mirarle a la
cara, pero este tío que se ha creído. La
canción cambia y empieza a sonar “I love it” de Icona Pop.
A horrible thing that we started doing now,
when you pass somebody that looks really good,
we always go, oh sh*t, check that out!
Ahora se va a enterar, me pongo de puntillas, ya que es algo
más alto que yo, y acerco mi boca lentamente a la suya, saboreando el momento,
nuestras miradas fijas el uno en el otro.
Me acerco otro centímetro más, aún sin que nuestros labios
realmente se rocen, su mirada se hace más hambrienta, noto el momento exacto en
el que va a besarme y sin pensar en nada más levanto el pie y le doy un pisotón
con el tacón. Me suelta por el dolor y doy un par de pasos hacia atrás poniendo
distancia entre los dos, cuando levanta la cabeza para lanzarme una mirada
dolida, sonrío.
—Ni en sueños te besaría.
Me giro con toda la dignidad que tengo y me alejo del tío
ese, mirando alrededor para ver si tengo suerte y veo a Nini o a Eydan.
I don’t care, I love
it, I don’t care.
You’re on a different
road, I’m in the Milky Way
You want me down on
Earth
But I am up in space
You’re so damn hard
to please
We gotta kill this
switch
You’re from the 70’s,
but I’m a 90’s b*tch
I love it, I love it
***
Veo como se aleja entre la multitud, la recordaba más mansa
y persiguiéndome durante todo el día,
nada que ver con la chica que acaba de darme un pisotón.
No me recuerda.
Esto puede ser muy divertido, una sonrisa se dibuja en mi cara, algo me dice que voy a disfrutar mucho con esta situación.
Desde el primer momento en que puso el pie dentro de la
discoteca que ya sabía quién era, como olvidarla. Sus ojos marrones me han
acompañado en sueños desde el último día que la vi, aquella vez enrojecidos por
las lágrimas, los de hoy desafiantes.
La discoteca está llena, intento seguirla pero con el gentío
es casi imposible.
Una mano se posa en mi hombro y me giro hasta toparme con mi
socio Hans, que me mira divertido, seguro que ha visto toda la escena.
—Chica lista, no se ha dejado engatusar —su voz profunda y
con bastante acento alemán, del que no ha podido desprenderse aún.
—Esto solo lo hace más divertido —Hans sabe cómo me gustan
los retos y eso que él no conoce la historia completa. Me da un collejón y
sujeta mi nuca con dedos.
—Anda ve a echarle una mano a Edu, que no da abasto en barra
—asiento mientras nos dirigimos a la barra aunque mis pensamientos estén con
cierta morena.
***
En uno de los podios veo a Nini bailando junto a dos chicos,
que raro…. , me abro camino hasta donde esta ella, que cuando me ve llegar se
baja del podio sin decirle nada a sus dos admiradores, y cogiéndome de la mano
me hace girar y arranca a andar.
—Necesito un trago.
Llegamos a la barra que está llena de chicas haciendo señas
al camarero para ser atendidas, Nini hace un hueco como toda una profesional,
ganándonos unas cuantas miradas asesinas en el proceso, y nos apoyamos ambas en
ella.
—¿Sabes que me ha pasado antes?
Nini me mira arqueando una ceja como diciéndome si estoy de
broma.
—No, lo siento, entre todas mis virtudes la clarividencia no
forma parte de ellas.
Doy un golpecito de cadera con la suya y me giro mirando a
la barra, para llamar la atención del camarero que está de espaldas a nosotras
cogiendo unas botellas, regalándonos unas buenas vistas de su trasero
enfundados en unos tejanos… ¿Esa camiseta dónde la he visto antes?
—Pues estaba bailando con Eydan y un capullo me ha cogido
del brazo y me ha apartado…
Me quedo con la boca abierta mirando hacía el camarero que
ahora está girado sirviendo una copa, no es cierto, no puede ser el mismo tío
de antes, no puedo tener esa mala suerte… pero parece que el destino quiere
jugarme una mala pasada. La mano de Nini pasa por delante de mi cara.
—Te ha apartado ¿y?
Él todavía está atendiendo
y por suerte no me ha visto, cojo a Nini del brazo e intento llevármela
fuera de la barra pero se suelta, cuando quiere parece que se mueve a la
velocidad de la luz.
—Estas muy rara nena y yo no me muevo de aquí sin mi bebida.
Intento volver a cogerla del brazo, pero ya está haciendo
señas al camarero que nos ve y viene hacía nosotras con una sonrisa ladeada, de
esas que hacen que las chicas se queden sin habla y hagan lo que él quiera, por
el rabillo del ojo veo a Nini atusándose el pelo y pasarse la lengua por los
labios ¿Pero qué está haciendo?, apoya los codos en la barra haciendo que
sobresalgan sus pechos aún más, miro de ella al camarero, que sorprendentemente
no me saca los ojos de encima, ignorando por completo a mi amiga, pero ella no
se da por vencida tan rápido.
—¿Te lo has pensado mejor?
Apoya sus codos en la barra mirándome fijamente con sus ojos
azules, trago saliva y miro a Nini.
- ¿Lo conoces? Y ¿No me lo has presentado?
Consigo apartar la mirada de él y miro a Nini que arquea una
ceja interrogante.
—Tranquila, te lo presento ahora —señalo al chico— .Capullo,
Nini —señalo a mi amiga—, Nini, este es el capullo.
La cara de mi amiga es toda un poema, pero la de él es
divertida, como si le hiciera gracia que me refiera a él de esa forma.
—Encantado Nini, mi nombre es James, Jimmy para los amigos,
no capullo como dice Antía.
Lo miro de golpe, ¿Cómo sabe mi nombre? Entrecierro los ojos
y lo miro, y lo miro, y…. lo sigo mirando intentando averiguar de qué lo
conozco.
—Veo que sigues sin recordarme.
Sigo pensando intentando ubicarlo, pero no hay manera, nunca
había visto a este chico, con el cuerpo y la cara que tiene como para
olvidarlo.
—¿De qué nos conocemos?
Él suelta una risotada y pone dos vasos de tubo en la barra,
pone hielos y nos sirve dos vodkas con naranja y grosella.
—A las chicas siempre os gusta el rosa y lo dulce.
Miro mi bebida que tiene un tono rosado y cuando levanto la
mirada sus ojos se clavan en los míos.
—Como castigo por el pisotón de antes, tendrás que averiguar
por tu cuenta quien soy.
Coge una servilleta y escribe en ella, cuando termina la
dobla y me tiende la mano para que la coja.
—Cuando lo hagas, llámame.
Se aleja para atender a otras personas, cogemos nuestras
bebidas y volvemos para buscar a Eydan, pero no lo encontramos en ningún sitio,
miramos el móvil y vemos que tenemos un mensaje
“Me voy con un ligue a casa. Nos vemos mañana. Bss.. “
Después del incidente de James, no dejo de mirar a la barra
dónde él está atendiendo y no hago más que pensar de dónde lo conozco, ya no
estoy disfrutando de la noche.
—Será mejor que nos vayamos.
Nini me mira con ojitos que cordero degollado, pero solo
tengo ganas de llegar a casa y pensar de qué lo conozco. Viendo que no me va a
convencer, me coge de la mano y salimos a la calle.
—No pienso volver a salir más con vosotros dos, uno
desaparece y la otra se ralla… y la vez anterior me dejáis plantada lista para
salir.
Recuerdo la última vez que dijimos de salir, fue en el cumple
de Eydan hace dos meses, hicimos una barbacoa los tres y bebimos mucho más de
la cuenta y a la vuelta quisimos seguir la fiesta en una discoteca, pero
primero quisimos pasar por nuestras casas para arreglarnos, Eydan se quedó
dormido en el sofá, yo empecé a vomitar y la pobre Nini esperándonos a los dos.
Empiezo a reírme.
—No me lo recuerdes que aún me hace gracia.
Nini me da un bolsazo en la cabeza y entre risas y bromas,
nos dirigimos hacía casa, con una servilleta doblada en mi bolso que parece pesar
tonelada.